TEXTO RAFAEL ALARCON

TEXTO RAFAEL ALARCON

“Solo una palabra puede describir este grabado del Juego de la Oca de Patricia R. Muñoz; “¡Inquietante!”. La Oca, como símbolo compañeril, es muy traviesa. Juega con nosotros antes de que juguemos con ella. Así, ese paisaje onírico, aparentemente vacío, se poblará de figuras a menos que nos fijemos en él con ojos infantiles. Figuras que nos harán guiños de complicidad, invitándonos a que las interroguemos, al tiempo que ellas nos interrogan. Porque esta inquietante soledad está llena de símbolos que nos hablan sin palabras. Sus imágenes componen una melodía sin notas, que sin embargo nos mece suavemente y a la vez anima nuestros desorientados pasos.

Aquí está resumido el universo simbólico medieval, heredero de la antiguedad pagana. Desde la magia numérica de los Compañeros Constructores, hasta la espiritualidad de la Orden del temple, pasando por la mitología céltica. Basta mirar esa iglesia poligonal de eunate, la dama con el cayado coronado por la cruz Tau, el laberinto ancestral, el orgulloso gallo, el diminuto caracol… y esas inocentes ocas que no lo son tanto, conduciendonos al portal románico que da paso al centro supremo.

Recorrer éste camino es peregrinar por el complejo mundo del esoterismo medieval, pero al mismo tiempo es peregrinar por laberínticos bosques, campos y montes de nuestro yo interior. Andar este camino con los ojos abiertos y la mente receptiva es un ejercicio de introspección, inprescindible para la evolución personal.

Pero este camino de la Oca tiene truco, no basta recorrerlo una vez, porque en cada nueva andadura podemos captar diferentes imágenes, nuevos símbolos que completarán lo que hayamos descubierto anteriormente. Necesitaremos peregrinar más de una vez para descifrar sus enigmas.

¿Quién se aloja en la posada? ¿Qué hay dentro de esa torre? ¿En el bosque se esconden el dragón y el unicornio? ¿De quién es ese esqueleto, de un guerrero, un peregrino o una princesa? ¿Cuál es la fórmula mágica para atravesar la última puerta? ¿Qué nos aguarda en ese bosque central, verdadera catedral de la Madre Naturaleza?

Se podría escribir un grueso tratado de esoterismo con todo lo que muestra este Camino de la Oca, y otro volumen con todo lo que esconde. ¿Se atreverá alguien a recorrerlo, escuchando atento el lenguaje de los pájaros que hablan sus ocultos personajes? ¿Será ese alguién capaz de transmitirnos luego su inefable experiencia? Porque estamos ante un juego que es algo más que un juego. Es un instrumento de meditación.”

 

Rafael Alarcón Herrera. Historiador.

 

 

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